Recuerdo muy bien, cuando participé en los talleres y horas de capacitación, en las II Jornadas Internacionales de Autismo realizadas en la ciudad de Manizales (Colombia), en el año 2014: quedé sorprendido al ver que, el 95% de los participantes eran mujeres, que en gran parte eran madres de familia y otras profesionales.
Como dato curioso, supe que la participación de los “papás” era muy escasa en este tipo de eventos y demás actividades relacionadas con el complejo y enigmático mundo del Autismo. Aclaro, claro está que hay papás muy responsables y empoderados por sus hijos con Autismo, pero llevado al campo netamente práctico, son muy pocos los “visibles” luchando desde la incidencia en pro de una mejor calidad de vida de su descendencia y demás personas con el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) y sus familias.
Últimamente, con el boom de las redes sociales: Facebook, Whatsapp, Youtube, Instagram, entre otras; se ha evidenciado el movimiento de las “mamás azules”, el cual me parece representativo e ilustrativo, ya que muchas reflejan de una o/u otra manera su diario transcurrir y el objetivo es la transferencia de conocimientos y experiencias. La única percepción, de forma negativa que me llega, es que “algunas” mamás transmiten conocimientos no válidos o comprobados en las personas con Autismo, llegando muchas veces a escenarios nada deseados.
Volviendo al tema en cuestión, es muy importante que nosotros los papás, nos empoderemos en el tema del Autismo. No hay de otra: hay que leer bastante, pedir asesoría de profesionales altamente calificados y con alta ética; incluir nuestros hijos en muchas actividades en comunidad, acompañarnos de organizaciones de la sociedad civil especializadas de padres de familia, como la Liga Colombiana de Autismo (LICA). Solo así les aseguro que nuestros hijos podrán ser más felices al obtener una mejor opción de vida.
Pero para llegar a lo anterior, hay que abordar un tema bien difícil en algunos papás: La Aceptación del autismo de su hijo. He sido testigo que muchos padres retrasan el avance de sus hijos al no querer aceptar el diagnóstico de su hijo; les vale más su calidad de “macho de la casa” y la no aceptación de la “diferencia”. Tenemos que ser claros que ese hijo que tanto deseamos no llegó de la forma que queríamos y tenemos que aceptar y amoldarnos al nuevo que llegó.
Si este es su caso apreciado papá y compañero, lo invito a que cambie su forma de pensar y piense en el futuro de su hijo y el de su familia; no se le quita nada, al contrario, su hijo le agradecerá porque se sentirá mejor en su estado de salud, y por ende, en su estado mental, emocional, conllevando a un mejor bienestar, no solo en su hijo, sino en el de toda la familia.
También hay que felicitar a aquellos papás que no son visibles pero que trabajan y apoyan a sus hijos y familia, son aquellos progenitores que cumplen con llevar el sustento diario y al llegar solo esperan esa sonrisa y abrazo de sus hijos y esposa. Son papás que, de una forma, muy importante, apoyan los procesos que llevan sus hijos junto con sus mamás.
Algo también curioso que he notado, es que muchos padres de familia son separados ó divorciados; tema bien complejo de llevar cuando no se llegan a buenos términos. Una cuestión es el problema entre los padres y otra la relación con sus hijos, un buen papá no tendrá pretexto para aportar la manutención de su hijo ni mucho menos para visitarlo y expresarle mucho amor. Igual, acá también hay que escribir la importancia de que la madre permita la visita del padre a su hijo. Por otro lado, quiero mencionar que a uno como papá debe nacerle amar, cuidar y ver a su hijo; la figura tanto materna es muy importante al igual que la paterna. Invito a aquellos papás mencionados con anterioridad a que se empoderen y luchen por su hijo.
Puede que algunos papás al leer estos párrafos los ignoren o no, pero de lo que si estoy seguro es que les he dejado una inquietud, una semilla de curiosidad que, si la saben plantar e hidratar, los frutos a futuro vendrán en una gran cosecha que beneficiará a todos.